En la última década se ha desarrollado una activa política pública en materia de viviendas, que incluyó más de 900.000 soluciones habitacionales entre los años 2003 y 2011.
A nivel nacional ha sido beneficiado un porcentaje considerable de hogares, ya sea por la adquisición de viviendas nuevas o por el mejoramiento de las existentes: el 7% del total de hogares del país.
La política habitacional se ha desplegado a lo largo y ancho del país. Uno de los rasgos principales que surgen del análisis es que el mayor porcentaje de hogares beneficiados se registra en aquellas áreas donde las condiciones habitacioniales son más desfavorables. Esta característica se verifica tanto en el análisis a nivel de las regiones, como por provincias y departamentos.
El NEA y el NOA han sido, proporcionalmente, las principales áreas de inversión, con el 22% y el 17% respectivamente, de los hogares beneficiados. La región Centro, en cambio, tenía mejores condiciones de partida y el impacto es mucho más reducido, a pesar de recibir una parte considerable de las nuevas viviendas (Los agrupamientos provinciales se ven en el mapa que se abre en el siguiente vínculo en formato pdf: Provincias por Región).
El análisis por provincias da cuenta de estas mismas características. Las provincias donde el impacto ha sido más significativo son las del norte del país y una cuyana: La Rioja, Misiones, Chaco, Jujuy y Catamarca. En las dos primeras, el impacto de las soluciones habitaciones ha llegado a un tercio de los hogares provinciales.
La observación del comportamiento de este indicador a nivel departamental da cuenta del despliegue de estas inversiones al interior de cada provincia. En líneas generales hay una distribución homogénea, en términos porcentuales, de las soluciones habitaciones; y en donde se diferencian el énfasis está puesto en aquellos departamentos con las situaciones más críticas, como el oeste del Chaco y de Formosa, por ejemplo.
La distribución de las soluciones habitacionales también puede evaluarse en relación con el sistema de asentamientos. En este caso, se verifica un mayor impacto en los nodos más pequeños o de menor jerarquía al mismo tiempo que se mantiene la relación inversa entre magnitud del porcentaje de la inversión pública y la cantidad de hogares alcanzados por la política pública.
En todas las escalas analizadas se verifica la orientación de la inversión hacia aquellas áreas con condiciones más críticas. Esta direccionalidad general es uno de los factores que contribuye a una mejor distribución de las condiciones de vida en el territorio y a fortalecer los núcleos más pequeños del sistema urbano.